Cuando lo que nos hace sufrir son nuestros propios pensamientos, emociones o formas de relacionarnos, nos resulta difícil entender o darle una solución a lo que nos pasa, como si lo más íntimo se convirtiese en algo extraño y ajeno que nos domina.
Pero también sentimos la dificultad de que alguien pueda ayudarnos. Esto es debido a que los demás ven nuestros problemas desde el prisma de sus propios afectos, experiencias o ideales. Por ello, no nos valen muchas veces las opiniones o consejos que puedan darnos.
Sin embargo, cuando nos sentimos deprimidos, angustiados, confusos... tenemos a menudo la necesidad de hablarle a alguien que pueda escucharnos y la intuición de que solo de esa manera podríamos aliviarnos e incluso curarnos.
Y es que el conflicto psíquico y los síntomas a través de los que este se expresa, necesitan la vía de la palabra dirigida a un otro para que puedan ser elaborados y resueltos. Pero este otro ha de reunir algunos requisitos...
El psicoanalista es el profesional que recibe las palabras de quien acude a él desde un lugar no condicionado por sus propias emociones, pensamientos o criterios personales, así como por ningún ideal.
Esto viene dado por su preparación, basada en tres pilares: La continuada formación en un saber, la práctica de la supervisión y su análisis personal llevado a cabo con otro psicoanalista.
Solo desde este lugar puede escuchar la subjetividad del paciente en su singularidad e intervenir en la dirección adecuada, de manera que posibilite a este el encuentro con los determinantes de su malestar o sufrimiento, el descubrimiento de los resortes en los que apoyarse y la construcción de sus propias salidas y respuestas.
El psicoanalista acompaña y orienta al paciente en un trabajo personal que incidirá sobre las raíces de sus problemas y que le permitirá:
*La superación o el alivio en lo posible de su malestar y sus dificultades.
*Un cambio subjetivo hacia una posición más alejada del dolor y más en consonancia con su deseo.
*La conquista de un "saber hacer propio" con lo imposible de cambiar.
*Una mayor satisfacción con su vida.